Se trata de pagar y consumir menos energía, pero para el que se plantea implantar un Sistema de Gestión de la Energía por primera vez no suele ser todo tan evidente, pues sin un análisis previo de la información energética a través de la monitorización es complicado tratar de resolver preguntas del tipo “¿Y cuánto voy a poder ahorrar?”
A esta cuestión se suele llegar cuando la empresa decide que debe hacer algo con sus costes fijos en energía y/o con su obligación social de reducir el CO2. A partir de este punto se tiende a pensar que lo mejor es actuar de inmediato, lo cual en algunos casos suele dar algún resultado en cuanto a ahorro energético. Pero en otros supuestos cambiar la iluminación a LED o apagar las luces con más frecuencia no suele dar los resultados esperados ¿Por qué? Pues porque no se tiene claro dónde están los grandes agujeros de energía, es decir, se desconoce qué elementos de la instalación son los que más consumen.
Muchas veces nos hemos encontrado ingenieros obsesionados con poner sensores de presencia para mantener la iluminación encendida sólo cuando fuese necesario, y se han llevado una gran sorpresa cuando han visto que bajando la temperatura de la calefacción un grado generaban más ahorro que dejando el edificio completamente a oscuras. Es por esto que los profesionales de la energía (gestores energéticos) se apoyan en mediciones incluso antes de implantar un Sistema de Gestión de la Energía. Estas mediciones son lo que llamamos la monitorización.
La monitorización es básicamente un proceso por el que podemos leer datos energéticos de dos formas: puntual o permanente.
¿Cuál sé que es el mejor tipo de monitorización energética para mi instalación?
En general recomendamos permanente (los datos se recogen de forma continua e ilimitada en el tiempo) a puntual (los datos se recogen durante un periodo de tiempo limitado), ya que es raro que no haya cambios en las instalaciones, contratos eléctricos, procesos de los trabajadores u otras condiciones que afecten al consumo.
No obstante, cuando se quiere minimizar la inversión o quizás tener una primera aproximación, no es una mala idea hacerlo a través de una medición puntual. Esta opción permite al menos tener un punto de partida.
Lo que sí ven claro la mayor parte de industrias es que es mucho mejor trabajar con la información en la nube (accediendo desde cualquier ordenador con conexión a Internet) que en un software local, ya que no debemos perder el objetivo de reducir nuestras emisiones de CO2 y consumos energéticos rindiendo igual o mejor que antes con independencia del lugar en el que nos encontremos.
Para eso, la única forma de mantener una buena gestión en el tiempo es disponer de un registro continuo de datos. De no ser así, cualquier cambio en una máquina de clima, incremento en la plantilla de trabajadores, aumento de la temperatura externa o cambios en la tarifa eléctrica podrían hacer que perdiéramos todo lo conseguido.
Desde este punto suele ser fácil dar el salto a una auditoría energética completa y también a la implantación de un Sistema de Gestión Energética según ISO 50001. Con esta norma la empresa se compromete a implantar y mejorar su eficiencia energética.
Aunque no pretendemos dar una guía de implantación, vamos a enumerar unos sencillos pasos previos que deberían tenerse en cuenta para cualquier iniciado en la materia.
Pasos previos a la implantación de un Sistema de Gestión de la Energía
- Sólo tomar valores de aquellos sistemas que realmente consuman energía. No tiene sentido hacer un enorme despliegue de subcontaje en elementos que no son predominantes. Esto es lo que hemos comentado al principio sobre preocuparnos por la iluminación cuando el clima quizás es el enemigo real.
- Inventariar. Para comenzar es importante saber qué equipos consumidores tenemos e inventariarlos, básicamente algo del tipo: Eléctricos, iluminación, climatización, motores, mantenimiento, etc.
- Facturación eléctrica: Obtener, bien sea por telemedida o por otros medios (solicitándolo a la compañía eléctrica) la facturación de los últimos 12 meses.
- Facilidad de acceso a los datos. Poder consultar la información energética de una forma simple es vital. Si nos condenamos a verlo desde un único ordenador esto produce que tengamos que atarnos a un lugar físico. Por ello, recomendamos que la información esté en la nube, para que en caso de emergencia no nos limitemos por la geografía.
Con todo esto el siguiente paso es saber qué hacer con toda esta información. Muchas veces se realizan importantes inversiones que acaban no siendo utilizadas por las personas correctas, lo que lejos de solucionar el problema, lo agrava. Es por eso que los gestores energéticos suelen buscar una serie de indicadores presentes en toda la información anterior y que suelen ser algunos tales como:
- Malos hábitos de consumo energético por parte de los trabajadores.
- Cálculo del potencial de ahorro de la instalación a través de alguna herramienta de monitorización con realización de informes automáticos.
- Sacar ratios que nos ayuden a decidir y cruzarlos con la energía. Ejemplos de los mismos serían: Temperatura exterior VS climatización, € gastados en energía VS metros cuadrados de la instalación, Energía VS número de unidades producidas…
- Comparativas: Hacer comparativa entre instalaciones que sean similares y compararlas con ratios. De esta forma podremos ver dónde se es más eficiente. Aquí y aquí puedes ampliar información.
- Comparar ofertas de suministro.
- Empleo de protocolos avanzados de medida y verificación de ahorros (IPMVP por ejemplo) para poder estar seguros de que realmente nuestras acciones conllevan ahorros de una forma certificada y sin que tengamos que fiarnos de las cifras comerciales de los fabricantes.
- Correlaciones entre los cambios atmosféricos y los consumos de energía.
- Buscar consumos residuales producidos por elementos que no son necesarios y sin embargo afectan negativamente.
- Verificación de que no se producen bruscos picos de arranque.
Medidas correctivas de eficiencia energética
Con esto sólo pretendemos enumerar algunas sugerencias que acabarían conduciéndonos a la siguiente parte: Acciones a tomar. Habría que determinar qué medidas correctivas son las más adecuadas y en qué plazo se amortizan. Aquí incluimos: Renovaciones de maquinarias, fotovoltaica, geotermia, cambios de luminarias, adecuación de espacios… También es importante valorar la programación de alarmas que puedan avisarnos rápidamente de cualquier incidencia y que nos posibiliten actuar remotamente apagando o encendiendo cargas.
Es importante en este punto siempre pensar que aunque Seinon es una herramienta que permite hacer todo lo descrito anteriormente, no serviría de nada en unas manos poco experimentadas. No tener el personal adecuado puede resultar tan ineficiente como poner el clima y abrir todas las puertas y ventanas, así como realizar grandes inversiones en medidas correctivas sin medir o saber cuál está siendo su impacto en nuestra instalación.
Todavía hay mucho que mejorar en cuanto a energía y esperamos haber aportado nuestro granito de arena para que la implantación de Sistemas de Gestión de la Energía sea la norma en un futuro más sostenible.
Electrical inspector in Public Safety Building, 1957 de Seattle Municipal Archives tiene licencia CC BY 2.0
Electric Substation de Idaho National Laboratory tiene licencia CC BY 2.0
Singapore Skyline de Michi Loheit tiene licencia CC BY-ND 2.0
Three energy saving light bulbs de Anton Fomkin tiene licencia CC BY 2.0