La nueva tarifación eléctrica, en vigor desde junio supondrá una gestión energética más exhaustiva  para reducir el impacto en los costes de las empresas

Mirar y comparar recibos de las compañías eléctricas no es un recurso suficiente que dé datos objetivos para implantar  medidas de ahorro a partir de la entrada en vigor del nuevo sistema de tarifación de consumo eléctrico desde el pasado 1 de junio. Este es el consejo del experto en gestión energética, Adrián Gómez, para evitar el “fuerte impacto que va a tener en la PYME y en la gran empresa el cambio de modelo si no tomamos decisiones y actuamos en consecuencia”.

Sin lugar a dudas, con las nuevas tarifas eléctricas las empresas pagarán más. Y sólo hay varios caminos a tomar para minimizar el impacto. Gómez aconseja en este sentido actuar sobre las tarifas, y tratar de adecuar en la medida de lo posible los consumos a la actividad empresarial, extremo que en muchos negocios no es posible. Sin duda, y para evitar penalizaciones que también se incrementan, recurrir a bajadas de potencia contratada. Entre las herramientas más eficientes para que las empresas logren reducir gastos en las nuevas facturas eléctricas hay dos muy importantes: de una parte, monitorizar por expertos profesionales los suministros, renunciando a la comparativa de recibos anteriores que no recogen datos suficientes por los cambios de tarifa entre horas y meses diferentes; de otro lado, recurrir al autoconsumo, principalmente a través de la fotovoltaica. Otro de los sistemas recurrentes es la aplicación de medidas de eficiencia energética, aunque la implantación de ellas suele suponer importantes inversiones. Y por último, controlar la factura ante posibles errores o abusos en la facturación final.

Estos consejos se producen tras la modificación del sistema de facturación que recoge la Circular 3/2020 del 15 de enero, que entró en vigor el primer día de junio.

Los cambios más significativos tienen que ver con el reparto de costes totales de la energía, cuya distribución se establece en el coste de la energía, peajes, cargos del sistema e impuestos y alquileres de equipos de medición.

Además, para hacer más complejo su seguimiento y monitorización, se incrementó de tres periodos diferentes de facturación a seis, con un sistema  cuarto horario que también está en función del mes de consumo. A ello se suma que las penalizaciones por exceso de potencia casi triplican su cuantía con respecto al sistema anterior.

Para rematar, las modificaciones también afectan a los peajes, que tanto en baja como en alta tensión supone de media un importante incremento si no se logra ajustar al consumo y necesidades reales. En Baja Tensión, por ejemplo, los costes regulados del peaje crecen en un 100%, aunque por potencia se disminuye en un 40%. No obstante, todos los parámetros modificados hacen que la factura final se incremente para un negocio medio si no se toman medidas al respecto.

Gómez concluye: haz algo, porque las tarifas están pensadas para sostener el sistema, confiando en la introducción de energía renovable y la reducción de esa parte de la factura, aunque el resto seguirá alto. Si no, los costes fijos energéticos afectarán en negativo a la empresa o negocio.

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